27 febrero, 2009

Mono - Hymn to the Immortal Wind


Hay discos que vienen en el momento justo…

Que Mono saque nuevo disco después de esa maravilla que era “You Are There” del 2006 ya de por si es una buena noticia, si además uno lee que vuelven a colaborar con Steve Albini en la producción, uno espera el disco con alegría, y si además te llegan noticias de que han colaborado con una orquesta de 28 músicos con especial énfasis en las cuerdas, uno no puede si no sentir expectación ante el lanzamiento.

Previsto para finales de Marzo, ya tenemos disponible “Hymn to the Immortal Wind” para nuestro disfrute. Sesenta y siete minutos que a través de siete temas nos transportan al que puede que sea no solo el mejor disco de Mono, si que al que puede que sea el álbum en que se miraran las bandas de Post Rock durante los proximos años.

Porque señores, este disco es arte.

Mono profundiza en sus características guitarras, en los largos pasajes sonoros desconcertantes, que se mueven entre el post-Rock de salón y la banda sonora de las películas de Kurosawa.

Chelos, violines, se funden creando una profundidad sonora que nunca había estado tan presente en Mono (Buried of the Sea), evoluciones milimétricas (tal vez incluso mas prolongadas de lo habitual) a lo largo de los extensos temas, dejando en todos ellos su sello característico a cargo de las guitarras de Takaahira “Taka” Goto, Yoda, las percusiones Yasunori Takada y el bajo de Tamaki.

Paseando por la sensibilidad de “Silent Fight, Sleeping Dawn” la épica y grandilocuencia de “Pure as Snow (Trails of the Winter Store)” para concluir el circulo creado por “Ashes in the Snow” y “Everlasting Light” Mono no hace si no enseñarnos su modo de ver la vida, de ver su país y tal vez de entender los ritmos folkloricos japoneses.

Hace años Mono dejaron de ser promesas, ahora ocho años después de aquel “Ander the Pipal Tree” nos entregan la que puede que sea su obra maestra. No defraudara a nadie de sus seguidores ya que contiene todos sus ingredientes habituales, pero en esta ocasión cargados de unas cotas de sensibilidad nunca vistas. (sirva como ejemplo la evolución del minuto ocho de “Pure as snow”, capaz de tocar el alma)

Un gran disco, muy, pero que muy grande…

“Puede que no sean canciones para una orquesta química, pero es la banda sonora del fin del mundo”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una crítica muy trabajada... se nota que te ha gustado!!!! Habrá que escocharla!!!!!